Huella genética y crímenes resueltos

Huella genética y crímenes resueltos
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Tal y como la policía utiliza las huellas digitales para la búsqueda de personas, lo mismo sucede con la huella genética. El descubrimiento de esta última se lo debemos al doctor Alec Jeffreys, de la Universidad de Leicester, quien dio a conocer su nueva técnica en 1984. Nuestros ADNs son, en general bastante coincidentes, pero hay una serie de regiones tales que la probabilidad de que dos personas no emparentadas muestren la misma pauta de variación son prácticamente nulas. Así que si se comparan cuatro o cinco de estas regiones tenemos un método de identificación tan bueno como las huellas digitales, pero con la ventaja que sólo hace falta un pelo, una gota de sangre o de semen, etc.

El primer resultado práctico de esta técnica sirvió para condenar a Colin Pitchfork, quien había violado y asesinado a dos niñas de 15 años en 1983 y 1986. El principal sospechoso era un joven que había admitido el asesinato de la segunda, pero no de la primera, siendo ambos modus operandi muy similares.

Jeffreys comparó el ADN de muestras de semen de ambos casos y concluyó que el hombre que había sido el culpable de aquellos crímenes era el mismo, pero no era el joven acusado. La policía pidió a los vecinos de las proximidades que proporcionaran muestras de sangre o saliva para ver si coincidía. No se encontró ninguna coincidencia. Aunque consiguieron el 98% de partición parecía que había fallado.

No obstante, oyeron a una persona jactándose de que había cobrado 200 libras por haber donado una muestra haciéndose pasar por su amigo Colin Pitchfork, un panadero de la localidad. La policía lo detuvo en 1987 y las muestras de ADN del semen coincidieron con su ADN, así que el juez confió más en esta prueba que en la palabra del anterior joven, a quien se le declaró inocente.

Casos antiguos que se resolvieron

La ventaja de la huella genética es que permite conseguir información de casos que sucedieron en el pasado. Por ejemplo, en 2006 hubo una pelea en un pub en Surrey, en el sur de Inglaterra. La policía tomó muestras de las diferentes personas presentes aquella noche en el pub, incluido el chef Mark Dixie. Cuando introdujeron su huella genética en la base de datos nacional se encontró que coincidía exactamente con la de un sospechoso de asesinato cometido en Londres nueve meses atrás.

Pero hay casos todavía más espectaculares porque se dieron antes de que se descubriera la huella genética, como el caso de Christoher Smith. Había sido arrestado en 2008 por conducir bebido y se le extrajo una muestra de ADN. Aunque murió poco después por una enfermedad terminal, posteriormente se desubrió que había cometido un asesinato 35 años atrás. La policía descubrió posteriormente pruebas adicionales que lo inculpaban y el fiscal declaró que si hubiera estado vivo lo hubieran inculpado por aquel asesinato.

Y más curioso todavía: te pueden encontrar por un familiar. En el año 2003, Micky Little resultó muerto cuando alguien lanzó un ladrillo al pasar con su camión debajo de un puente. La entrada del mismo a través de la ventana le causó un ataque al corazón. La policía encontró restos de ADN en el ladrillo y una muestra del mismo ADN se encontró en un coche que había sido abandonado en un lugar cercano al de los hechos.

La persona que había lanzado el ladrillo no tenía antecedentes, por lo que su ADN no estaba en la base de datos, pero sí se encontró una coincidencia parcial. Era muy probable que el culpable fuera un miembro de la familia del que estaban buscando. La presencia del cromosoma Y les dio unas ciertas características, como que era muy probable que fuera blanco y, por otras razones, que tuviera menos de 35 años y viviera cerca del lugar. Cuando reunieron todas estas pruebas apuntaron a Craig Harman, dependiente de una tienda. Como sospechoso, se le extrajo una muestra de sangre y en el juicio se le declaró culpable de homicidio y sentenciado a 6 años de prisión. Fue la primera vez que se encontró un culpable por las pruebas de ADN de un familiar.

Hay otro caso similar. Hacía tiempo, la policía había perdido la esperanza de resolver una violación que había tenido lugar en 1990. No había ningún sospechoso. El año 2004 se reexaminaron las muestras forenses del caso con los últimos métodos del ADN y se consiguió la huella genética del agresor. Desgraciadamente, no coincidía con ninguna de la base de datos nacional. Dos años después, la hija de un tal Keith Davidson fue amonestada por una agresión y se le extrajo una muestra de ADN. Resultó que coincidía parcialmente con la del caso de 1990. Una muestra genética extraída del propio Davidson padre confirmó que era culpable. Fue sentenciado a 8 meses de prisión.

La huella genética puede servir tanto para inculpar como para liberar. Desde 1989, sólo en EEUU más de 250 personas han sido exoneradas como resultado de pruebas de ADN llevadas a cabo después de haber sido declaradas culpables e ingresadas en prisión. Ha habido casos sangrantes como el de James Bain que fue liberado de una prisión de Florida cuando las pruebas de ADN demostraron que no había sido culpable de la violación de un niño. Pasó 35 años en prisión hasta que los análisis de ADN confirmaron su inocencia.

Posibles errores con la huella genética

Pero hay que tener cuidado. Durante más de 15 años la policía de Alemania estuvo siguiendo la pista de una asesina misteriosa. Se hizo tan famosa que le pusieron dos nombres siniestros: el Fantasma de Heilbronn y la Mujer sin cara (porque nadie tenía idea de su aspecto). Su ADN se encontró en más de 30 escenas del crimen por toda Alemania, así como Austria y Francia. Un testigo llegó a decir que el culpable podía ser un transexual: genéticamente una mujer pero viviendo como un hombre.

En 2009 el caso del fantasma se resolvió. La mujer vinculada a tantos crímenes era en realidad una trabajadora de la fábrica de Baviera donde se hacían los algodoncitos que se utilizan para recoger muestras de ADN. Aunque se suponía que debían trabajr en un entorno estéril, pequeños restos de su ADN acababan en la escena del crimen llevadas, sin saberlo, por la policía.

Y esto da una idea del peligro de que una muestra de ADN se contagie con el ADN de algún otro. La cantidad de ADN que se necesita para la mayoría de pruebas es de 33 células, lo que puede hacer que un culpable de un delito menor pueda ser inculpado en un crimen más serio por culpa de una prueba genética aparentemente irrefutable.

Queda claro que la huella digital ofrece muchas ventajas a la hora de pillar criminales. Ahora bien, ¿consideramos malo que la policía tenga una base de datos con el ADN de todas las personas, estén fichadas o no? ¿iría eso en contra de nuestras libertades? Y si llegara un gobierno totalitario, ¿creéis que haría un buen uso de dicha base de datos? Además, en manos de gente con pocos escrúpulos la información genética serviría para desvelar las susceptibilidades de padecer cierta enfermedad, etc.

¿No sería equivalente a quue tuvieran las huellas digitales?

Un tema para reflexionar.

Fuente | Salvador Macip, Jugar a ser dioses.
Foto | pixabay
En Xatakaciencia | [Vídeo] El ADN, una herramienta policial clave

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