¿Infiel por un gen?

¿Infiel por un gen?
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La mayoría de hombres y mujeres tienen fantasías sexuales con personas que no son su pareja en ese momento. Sin embargo, solo un porcentaje de éstas lleva a cabo esta fantasía. ¿Hay personalidades más proclives que otras a la infidelidad?

Aparte de las consideraciones que podamos hacer sobre el entorno, parece que hay dos factores biológicos que empujan a determinadas personas a ser más infieles y promiscuas que otras.

Según investigaciones con ratoncitos de la pradera, los que forman relaciones monógamas tienen más receptores de la hormona oxitocina en su sistema límbico que los que mantienen relaciones promiscuas. Y su gen de la vasopresina tiene varias secuencias repetidas. Tal y como explica Pere Estupinyà en su libro S=EX2:

De hecho, inyectando o inhibiendo estas hormonas y genes en el cerebro de ratas de campo podían convertir las especies monógamas en polígamas y a la inversa. Fue entonces cuando la oxitocina pasó a llamarse la hormona del amor, y surgió la sospecha de que tendría la misma función en los humanos. Efectivamente así se confirmó, pero además varios estudios descubrieron que entre nosotros también hay personas que llevan unos polimorfismos u otros del gen de la vasopresina.
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Otro factor biológico desencadenante de la infidelidad podría ser el carácter inquieto, influido por la dopamina, la hormona de la motivación y el placer. Por eso hay personas que buscan más a menudo novedades y otras están más satisfechas con una vida más monótona. La búsqueda de novedades podría empujar, también, a la búsqueda de novedades sexuales, incluida la infidelidad.

En concreto, Justin Garcia, del Instituto Kinsey (…) publicó en 2010 una asociación entre la infidelidad y polimorfismos en el gen del receptor D4 de dopamina. De los ciento ochenta y un individuos que Justin analizó, quienes tenían una repetición del alelo 7 (7R+) mostraban un 50 por ciento más de probabilidades de cometer infidelidad que quienes no lo tenían.

Otros factores coadyuvantes de la infidelidad podrían ser los niveles altos de estradiol, que en las mujeres se podría traducir en un comportamiento más marcadamente infiel. En el caso de los hombres, los niveles más altos de testosterona.

que cuanto más arriba se está en el nivel jerárquico de una empresa más posibilidades de adulterio, o que los hombres más dependientes económicamente de sus esposas tienen más posibilidades de cometer adulterio, mientras que en las mujeres ocurre lo contrario.
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