Quien padece fibromialgia suele quejarse de distintos problemas, generalmente son dolores en distintas puntos del cuerpo, en la espalda, el cuello, los brazos, etc., la fatiga se hace más notoria, es difícil conciliar el sueño y cuando lo consigue, suele despertarse algunas veces por la noche. Aunque parezca mentira, la fibromialgia es un trastorno todavía desconocido, que se calcula afecta hasta un 4% de la población.
Pero, ¿qué es la fibromialgia?, el significado de esta palabra es dolor en los músculos y en los tejidos que conectan los ligamentos y tendones con los huesos, la palabra se utilizó por primera vez en 1975 por Philip Showalter Hench, un premio Nobel en medicina del año 1950. La verdad es que bien pudiera confundirse esta enfermedad con una enfermedad de las articulaciones, sin embargo, con la fibromialgia no se producen las mismas inflamaciones, con lo que se descarta que pudiera ser una forma de artritis. Para diagnosticar la fibromialgia los médicos suelen realizar un examen clínico de los síntomas en los puntos estratégicos de dolor, ya que no se puede diagnosticar a través de las distintas pruebas de laboratorio existentes, sean análisis de sangre, radiografías, etc.
No existe respuesta por el momento a como se desencadena la enfermedad, con lo que comprenderla resulta realmente difícil, un hecho conlleva a otro, tampoco se pueden diseñar estrategias terapéuticas al desconocer que mecanismos la producen. Pero como en diferentes patologías o trastornos, ya han surgido personajes que ofrecían "tratamientos curativos" a base de vitaminas y minerales, pero de momento no se ha demostrado su efectividad.
Hipótesis sobre las causas son varias, pero de momento son eso, hipótesis, se dice que puede generarse por una infección vírica, un cambio hormonal, un trauma psíquico o incluso que sea una enfermedad de origen genético.
Para llegar a poder diagnosticar la fibromialgia, los especialistas deben realizar distintas pruebas para descartar otro tipo de enfermedades con síntomas parecidos, desde la década de los 90 del siglo pasado, se siguen unos criterios aceptados por todo el mundo para poder diagnosticar esta enfermedad. El paciente debe presentar dolor generalizado como mínimo durante tres meses y dolor a la presión que se efectúe sobre las articulaciones de al menos 11 puntos de los 18 marcados, también llamados puntos sensibles.
De momento las armas que se encuentran en manos de los especialistas para combatir la enfermedad son los medicamentos que disminuyen el dolor y ayudan a conciliar el sueño, ejercicios donde se estiran los músculos logrando así una mejor capacidad cardiovascular o técnicas de relajación ideales para aliviar las tensiones musculares.
Dependiendo de quien padece la enfermedad, los síntomas pueden ser de carácter leve, con lo que puede sobrellevarse mejor, pero cuando son síntomas agudos, la calidad de vida se ve realmente mermada.
Quien padece esta enfermedad o se encuentra cercano a la persona quen la padece, conoce y sabe realmente lo dura que es y el sin vivir que produce. Esperamos que en un corto espacio de tiempo los investigadores den con la solución y logren finalmente atajar o aliviar esta enfermedad.
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