La idea de que la vida es exclusiva de nuestro planeta cada vez está más alejada. Gracias a los investigadores Stanley Millar y Harol Urey que llevaron unos experimentos a cabo en los cuales a partir de una mezcla venenosa de metano, amoníaco, vapor de agua e hidrógeno emulando la antigua atmósfera terrestre hace unos 3.800 millones de años, a través de una serie de descargas eléctricas consiguieron que en esta mezcla aparecieran moléculas orgánicas.
A raíz de este descubrimiento ha llovido mucho, la aceptación de la posible vida extraterrestre existe. No hay pruebas, o al menos no como nosotros interpretamos las pruebas, es decir, palpar algo real, tangible y que sea visto por una mayoría. No esos fugaces encuentros y supuestas abducciones en las cuales está demostrado que un altísimo tanto por ciento es falso.
La idea es que si hacer vida (digámoslo así), no es tan complicado, para nada es descabellada la posibilidad que en alguna parte del universo se estén dando estas mismas condiciones para la creación de vida o que en su defecto ya se hayan dado.
Ya hace varios años que los radioastrónomos nos constatan la existencia de nubes gigantescas de polvo interestelar que incluyen los compuestos químicos necesarios para la posible fabricación de vida. Sin ir más lejos, Carl Sagan, repitió el mismo experimento que realizaron Stanley Millar y Harol Urey, pero esta vez intentando imitar la atmósfera de una de las lunas de Saturno, la luna Titán.
Los resultados que obtuvo le sugerían que las nubes que envuelven esta luna, se podían comparar a los océanos primitivos de la tierra que eran castigados por relámpagos.
Esto posiblemente son mejores pruebas que no una supuesta abducción o misteriosos "expedientes x", y es una opinión, ya que respetamos a quienes si creen en este tipo de acontecimientos y supuestas pruebas.
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