El nacimiento de la Craneoscopia o de cómo nuestro aspecto nos define

El nacimiento de la Craneoscopia o de cómo nuestro aspecto nos define
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Hacia finales del 1700, el anatomista y fisiólogo alemán Franz Call anunció el advenimiento de una nueva ciencia, a la que bautizó como craneoscopia, aunque sus seguidores acabaron designando como frenología.

Lo que sugería Gall es que las diferentes partes del cerebro tienen funciones específicas, y que la superficie del cráneo refleja el desarrollo relativo de estas regiones. Galle identificó nada menos que 27 “órganos cerebrales”, cada uno de ellos correspondiente a protuberancias en la superficie craneal.

Órganos asociados a cosas como el amor a los padres, la autodefensa, el valor o la codicia.

Estas ideas absurdas fueron reforzadas más tarde, hacia 1860, cuando el cirujano francés Paul Broca demostró la localización del habla en el cerebro. Pero Gall había ido demasiado lejos en sus suposiciones, y, a pesar de eso, la mayoría de gente buscó en la frenología una guía para el carácter hasta fechas muy recientes.

Por eso, en la ficción, los malos tienen cara de malo. Aún. Una inclinación lombrosiana de caracterización del prójimo que caricaturiza el mal, como un villano de Dick Tracy.

Belleza y éxito

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Por eso, también, se deben tomar medidas para evitar que los jurados populares sean más severos con los físicamente poco agraciados, y mucho más laxos con los atractivos.

Algunos expertos en jurisprudencia están tan convencidos de que la belleza física es un condicionamiento en las salas de justicia que propugnan que los acusados de cualquier delito no aparezcan personalmente en el juicio o, al menos, que tengan derecho a que otra persona de belleza normal les represente; una persona contratada en una suerte de agencia de modelos que obre como doble del encausado.

En el punto diametralmente opuesto, Friné, la hetaira de la antigua Grecia, fue absuelta en un juicio por su aspecto: enseñó su cuerpo desnudo al jurado, y su abogado defensor alegó que alguien tan bello no podía causar el mal a nadie.

Las personas atractivas, altas y esbeltas tienen más amigos de media y perciben salarios más elevados por el mismo trabajo (aunque el aspecto no tenga nada que ver con el trabajo desempeñado), según los profesores de economía Daniel Hamermesh y Jeff Biddle en un estudio publicado en American Economic Review.

Por eso la belleza también debería ser sometida a escrutinio, crítica y discriminación positiva, tal vez del un modo semejante al que ya se hace con el color de la piel o el sexo.

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