El Proyecto Venus (III): cambiando la cultura del consumo

El Proyecto Venus (III): cambiando la cultura del consumo
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En una entrevista concedida a Eduard Punset en el programa de TVE Redes, Jacque Fresco definía de este modo la forma de construcción de las ciudades del Proyecto V:

Creo que la mayoría de las viejas ciudades tienen que derribarse, y extraer de ellas todos los recursos posibles. Y es mucho más fácil rediseñar una ciudad como un sistema operativo, como un todo, que intentar rehabilitar las viejas ciudades y actualizarlas: esto no sería viable económicamente. (…) Cada ciudad se diseñará como una ciudad universitaria que ayude a mantener al día a todos los ciudadanos en todo lo que es nuevo, y cómo se relaciona la ciudad con otros sistemas vivos. La ciudad también debe contener centros de arte, de música, escuelas, dentistas, tiendas… de manera que las personas no tengan que ir en coche en una dirección para ir al dentista y en otra para ir a las tiendas y en otra dirección para el trabajo. En resumen: la ciudad debe ser un sistema autosuficiente similar al cuerpo humano. Debe poder regenerarse y debe generar suficiente energía para que funcione. La ciudad debe estar controlada por ordenadores. En las ciudades del futuro, con inteligencia interna, las ciudades podrán pensar, prepararse a sí mismas, mantenerse y ponerse al día a sí mismas basándose en la razón, los descubrimientos y la tecnología y metodología.

Si os interesa profundizar en todas estas ideas, existe un documental realizado por el director William Gazecki titulado Future by Design, que explora la obra de Jacque Fresco y muestra muchas de sus maquetas (resdiseñadas por ordenador). También en el documental Zeitgeist: Addendum se habla tangencialmente de este proyecto.

Las bases para llevar a cabo toda esta palabrería de gurú tecnocientífico fueron establecidas por Jacque Fresco con la ayuda de Roxanne Meadows a mediados de 1970. Fresco nació en Florida, en 1916, y a pesar de no tener estudios formales cursados en la universidad, su empeño autodidacta le ha permitido especializarse en diversas áreas científicas y artísticas. Por ello ha pensado en todo a la hora de abordar el Proyecto Venus.

Por ejemplo, en su dilatada experiencia laboral cuenta con varias innovaciones biomédicas y sistemas sociales totalmente integrados. Comenzó su carrera profesional como consultor de diseño para la compañía Rotor Craft Helicopter. Trabajó en la Unidad de Diseño y Desarrollo de la Marina estadounidense, en la base de la Fuerza Aérea Wright-Patterson en Dayton, Ohio, y trabajó para la corporación Raymond De-Icer con base en Los Angeles, como ingeniero de investigación. Y también tiene diversas implicaciones en campos tan distintos entre sí como la investigación espacial, la arquitectura, el diseño eficiente de automóviles, los métodos de proyección cinemático 3D y el diseño de equipos médicos, desarrollando una unidad de rayos X tridimensional.

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La ciudades futuristas de El proyecto Venus estarán diseñadas como ciudades universitarias, con centros de arte, de música, escuelas, dentistas, tiendas, de manera que se parezca lo máximo posible en su autosuficiencia al cuerpo humano; al estar controladas por ordenadores, la propia ciudad pensará, se preparará a sí misma, se mantendrá y se regenerará poniéndose al día basándose en la razón, los hallazgos científicos y la tecnología.

Contaría con edificios construidos con materiales con memoria. Es decir, que la estructura se fabricaría bajo ciertas condiciones, otorgándole la forma deseada, y una vez conseguida ésta, la estructura se aplanaría aplicándole determinada temperatura, se trasladaría al lugar escogido donde levantarla y finalmente se le aplicaría una corriente eléctrica para que adquiriera por arte de magia la forma que se le dio originalmente. A nuestro alrededor existen numerosos ejemplos de materiales con memoria, como el nilitol que se emplea para la fabricación de caderas artificiales. Un simple alambre de este material que, en su momento, fuera forjado con la forma de una A, en cuanto se le aplicara calor, por mucho que la hayamos doblado de mil formas, automáticamente volvería a la forma de A. Pero sin duda jamás se ha usado todavía para la fabricación de los de edificios de una ciudad.

El perímetro exterior de las ciudades podría estar dedicado a la agricultura, sobre todo hidropónica, que no necesitase suelo. Porque la agricultura del Proyecto Venus no se basará en la tierra sino en el control y modificación de células vivas.

Fresco expresa así sus ideas sobre la infraestructura de la ciudad:

Para dar una idea de dónde estamos: hoy día hay señales de tráfico en las autopistas que anuncian que la calzada está mojada y resbaladiza; nosotros eliminaremos estas señales y añadiremos abrasivos a la calzada para que no resulte resbaladiza cuando está mojada… Tenemos que tener unidades de proximidad en los coches para evitar que choquen entre ellos; en otras palabras: los accidentes son negligencia técnica.

Todas las ciudades tendrían una estructura básica que seguiría las siguientes líneas maestras:

1. Una gran cúpula central albergaría el núcleo del sistema computacional de la ciudad. Se llamaría cybernated y sería una especie de ordenador que gobernaría toda la ciudad, al modo de Skynet en Terminator, como un sistema nervioso autónomo que llegaría a todos los rincones del complejo social.

2. Los edificios que rodeasen la cúpula central proporcionarían a la comunidad diversas formas de entretenimiento. Existirían también unos rascacielos gigantescos con forma de columnas cónicas llamados Skycraper, construidos de hormigón reforzado, acero y vidrio, que serían inmunes a los terremotos y los vientos masivos. Tendrían una altura de casi 3 kilómetros y ayudarían a frenar la expansión urbana y a favorecer la existencia de parques y vida silvestre.

3. Los 8 distritos residenciales tendrían una variedad de formas arquitectónicas totalmente libre, pensada para cumplir las diversas necesidades de los ocupantes. Cada casa, a su vez, estaría inmersa en un exuberante jardín.

4. Existiría una zona donde se procesarán las fuentes renovables de energía: eólica, solar, térmica, geotérmica, fotovoltaica y otras.

5. El perímetro exterior estaría reservado para los cinturones de cultivos hidropónicos. Queda prohibido el uso de plaguicidas. También contaría con sistemas de riego navegables, así como zonas para actividades recreativas al aire libre como el ciclismo, el golf, el senderismo o montar a caballo.

6. Por último, todas las instalaciones estarían disponibles para todos los ciudadanos sin coste añadido.

En la web oficial del Proyecto V incluso se plantea cómo serán los trenes de estas ciudades, o los aviones militares, provistos de despegue vertical y con una configuración deltoide muy futurista. También hay lugar para el tipo de automóviles personales que emplearán los ciudadanos, que serán eléctricos, la mayoría con ruedas, aunque también los habrá provistos de levitación magnética o con la capacidad de flotación de aire. Todo detallado para poder ser usado en la realidad, o tal vez en una novela de ciencia ficción o en un juego de rol situado en el futuro.

Pero aquí no acaban las cosas. Como os explicaré en la última entrega de esta serie de artículos sobre el Proyecto Venus.

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