La hamburguesa doble con queso del futuro

La hamburguesa doble con queso del futuro
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Después de estos días de alimentación masivo-festiva, hoy hablaremos un poco de alimentación. El futuro de la alimentación no será ese futuro aséptico de pastillas nutritivas (al menos el futuro próximo) sino el de la sofisticación de los alimentos que hoy en día consumimos, haciéndolos más ricos, más vitaminados, más sabrosos y más sanos.

Dentro de unas décadas, probablemente, al pedir una hamburguesa doble con queso en una cadena de Fast Food os servirán, en primer lugar, un pan supervitaminado: tras aislar el gen del trigo silvestre que controla el contenido en proteínas y zinc y hierro e insertarlo en trigo doméstico, tal y como han hecho biotecnólogos de la Universidad de California, el valor nutritivo del pan aumentará un 12 %.

La carne será clonada. Será una carne con más magra. El organismo encargado de regular la venta de alimentos en Estados Unidos, la FDA, ya ha dictaminado que la carne y la leche de vacas, ovejas y cerdos clonados no son malas para la salud (aunque los animales así engendrados están menos sanos y mueren antes). Algunos ganaderos de EEUU ya han empezado a criar estos clones, aunque en Europa la cosa va más lenta: la técnica es cara y con una elevada tasa de fracasos (clonar una vaca cuesta del orden de 10.000 euros).

El queso cheddar tendrá mejor sabor. Ingenieros de la nutrición han añadido el gen de una bacteria que produce una enzima que, a su vez, elimina el sabor amargo que surge tras la fermentación.

¿Y qué tal un poco de bacon cultivado? Científicos holandeses ya han cultivado carne picada de cerdo añadiendo agua, glucosa y aminoácidos a células madre de cerdo. En 2012 (sí, el fin del mundo según los mayas), ya podremos comer carne picada artificial, y bacon al final de esta década.

El ketchup, la salsa americana por antonomasia, también será más natural y más sana. El éxito del etanol ha hecho subir el precio del jarabe de maíz, de modo que marcas como Heinz ya cultivan tomates un 10 % más dulces. Olvidaos de los edulcorantes añadidos.

Finalmente, no podía faltar la lechuga, una lechuga muy rica en vitamina C, como la obtenida en el Instituto Virginia Tech. Allí insertaron genes de rata en una lechuga para que creara más vitamina C (las ratas la producen por si mismas). Personalmente no podría evitar sentir asco por una lechuga medio rata, de modo que en Virginia Tech ya han encontrado genes de plantas que hacen lo mismo.

Bon apetit, que diría el clon de Julia Child.

Vía | Popular Science

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